Es el símbolo de la ciudad de Nueva York. Su nombre original es La Libertad Iluminando al Mundo,y es una creación del escultor Frédéric-Auguste Bartholdi y fue obsequiada por el pueblo de Francia a la ciudad de Nueva York con motivo del centenario de la independencia de los Estados Unidos en 1886. Es considerado el regalo más costoso de la historia.

Se construyó en París con una estructura central metálica diseñada por Gustave Eiffel, luego fue desmontada y enviada por barco hasta América. Mide alrededor de 46 metros de altura y pesa 225 toneladas.

Se encuentra situada en la Isla de la Libertad (Liberty Island), al sur de Manhattan, junto a la desembocadura del río Hudson y cerca de la isla Ellis.

Desde 1984 la Estatua de la Libertad está considerada Patrimonio de la Humanidad, ya que sin duda, además de ser uno de los símbolos de Nueva York es uno de los símbolos de Estados Unidos y del sueño americano: La Libertad iluminando al mundo. Es decir, expansión, libertad e independencia.

Para visitar Liberty Island, que es donde se encuentra la Estatua, es necesario ir en ferry, bien desde Battery Park, al sur de Manhattan o desde el Liberty State Park en Nueva Jersey.

Para acceder al interior de la estatua, es necesario un pase especial que se obtiene cuando se compra el ticket para el ferry.

La Estatua de la Libertad es sin duda uno de los más importantes ícono de los Estados Unidos, además de ser el monumento más famoso de ese país. Esta famosa estatua se encuentra ubicada en en la isla de la Libertad al sur de la isla de Manhattan, cerca de la isla Ellis y en la desembocadura del río Hudson, en la ciudad de Nueva York. Esta icónica estatua fue un regalo del gobierno francés en el año 1886 para conmemorar el centenario de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, dejando el claro dos siglos de amistad entre Francia y Estados Unidos; fue inaugurada al público el el 28 de octubre de 1886 en presencia de Grover Cleveland, presidente de Estados Unidos de la época.

La Estatua de la Libertad fue obra del escultor francés Frédéric Auguste Bartholdi, y el diseño interior fue realizado por el ingeniero francés Gustave Eiffel (el mismo de la torre que lleva su nombre).

Esta importante estatua mide 46,05 metros desde su base hasta su antorcha, pero con la base el monumento tiene una altura total de 92.99 metros. Hoy esta estatua representa el espíritu estadounidense, además de ser su monumentos más emblemático es uno de los más visitados del país, a pesar que para acceder a él hay que solicitar cita con muchos meses de anticipación.

La Estatua de la libertad para el Mundo

La Estatua de la libertad como muchos la conocemos, es uno de los monumentos más famoso de Nueva York, de los Estados Unidos y de todo el mundo,  ya que representa el símbolo de la libertad y emancipación con respecto a la opresión de los Estados Unidos.

Este monumento fue un regalo de los franceses a los estadounidenses en el año 1886, como conmemoración del centenario de la declaración de independencia de los estados unidos, además un símbolo de amistad entre las dos naciones.

La estatua de la libertad, es la encargada de darles la bienvenida a los turistas y barcos, a través de su imponente monumento, es por ello que si la queremos ver más de cerca, los ferries especiales nos ofrecen esta opción, ya que salen de Battery Park en el centro de Manhattan, allí a través de las excursiones incluyen una visita a la Isla Libertad, la que sin duda nos dejara sorprendidos.

Si bien es cierto no se puede entrar a la estatua en sí, un ascensor es el encargado de subir a los turistas desde el pedestal hasta la base de la estatua, ya luego de allí son 168 escalones de las dos escalinatas, las que conducen a la corona de la estatua.

También se puede sobrevolar la estatua de la libertad en helicóptero, para ello deberás buscar algunos vuelos baratos que se ofrecen dentro de los paquetes turísticos en las agencias de viaje y de turismo.

Sin duda el observatorio ubicado dentro de la misma y ver la estructura de la estatua, será tan impresionante como estar parado a los pies, algo que si está en Nueva York no se puede perder.