La Fontana de Trevi es una de las fuentes más famosas y emblemáticas del mundo, ubicada en el corazón de Roma. Este majestuoso monumento barroco ha sido una parada obligada para turistas y locales durante siglos, quienes no solo se maravillan ante su belleza, sino también participan en la popular tradición de lanzar una moneda para asegurar su regreso a la Ciudad Eterna. Su espectacular diseño, con esculturas que representan a Neptuno y las fuerzas del agua, la convierte en una joya arquitectónica que refleja el esplendor del arte italiano.

Construida en el siglo XVIII bajo el reinado del Papa Clemente XII, la Fontana de Trevi fue diseñada por el arquitecto Nicola Salvi, aunque la obra fue completada por Giuseppe Pannini en 1762. La fuente marca el final del antiguo acueducto Aqua Virgo, que abastecía de agua a la ciudad desde el año 19 a.C. Su función no era solo decorativa, sino que también proporcionaba agua potable a los ciudadanos de Roma, lo que le dio una importancia tanto práctica como simbólica.

Hoy en día, la Fontana de Trevi es mucho más que una fuente, al convertirse en un símbolo de la historia, la cultura y el romance de Roma. Cada año, millones de visitantes se acercan a su plaza para disfrutar de su belleza y participar en la tradición de la moneda, una costumbre que ha perdurado a lo largo del tiempo. En este artículo, exploraremos la historia, la arquitectura, la tradición y cómo disfrutar al máximo de una visita a este icónico monumento romano.

Historia de la Fontana de Trevi

La historia de la Fontana de Trevi se remonta a la antigua Roma, cuando el acueducto Aqua Virgo fue construido en el año 19 a.C. bajo el emperador Augusto. Este acueducto fue diseñado para llevar agua fresca a la ciudad desde una fuente a unos 20 kilómetros de distancia, y fue una de las principales fuentes de agua potable de la antigua Roma. Sin embargo, la fuente monumental que vemos hoy no fue construida hasta siglos más tarde, en el siglo XVIII, como parte de un esfuerzo por embellecer Roma durante el papado.

El proyecto para construir la Fontana de Trevi comenzó bajo el Papa Urbano VIII en el siglo XVII, quien encargó al famoso escultor y arquitecto Gian Lorenzo Bernini que diseñara la fuente. Aunque el proyecto fue abandonado temporalmente tras la muerte de Urbano VIII, los bocetos de Bernini influyeron en el diseño final de Nicola Salvi, quien retomó el proyecto en 1732. Lamentablemente, Salvi falleció antes de ver la obra completada, y fue Giuseppe Pannini quien finalizó el proyecto en 1762.

La Fontana de Trevi se convirtió en un símbolo de poder y grandeza papal, y su monumentalidad refleja el deseo de los papas de Roma por crear obras que no solo embellecieran la ciudad, sino que también demostraran su control sobre los recursos naturales, como el agua. A lo largo de los siglos, la fuente ha sido restaurada en varias ocasiones, y hoy en día sigue siendo uno de los monumentos más visitados de Roma, testigo de la riqueza histórica y cultural de la ciudad.

Arquitectura y diseño de la Fontana de Trevi

La Fontana de Trevi es un ejemplo impresionante del estilo barroco italiano, caracterizado por su dinamismo, ornamentación detallada y un fuerte sentido de teatralidad. La fuente tiene 26 metros de altura y 49 metros de ancho, lo que la convierte en la fuente más grande de Roma. Está construida en el lado posterior del Palazzo Poli, lo que le otorga un aspecto monumental y la hace parecer una escena teatral enmarcada. Su diseño está lleno de simbolismo, con el dios Neptuno, dios del mar, dominando el centro de la composición.

La figura central de Neptuno, esculpida por Pietro Bracci, se encuentra de pie sobre un carro en forma de concha tirado por dos caballos marinos. Cada caballo simboliza el carácter impredecible del mar: uno es tranquilo y dócil, mientras que el otro es salvaje y agitado. A su lado, dos tritones guían a los caballos, completando una escena que representa el poder de Neptuno sobre las aguas. A ambos lados de Neptuno, se encuentran dos estatuas alegóricas que representan la Abundancia y la Salud, destacando la importancia del agua como fuente de vida para los romanos.

Los relieves que adornan la fachada del Palazzo Poli cuentan la historia del acueducto Aqua Virgo, desde su descubrimiento hasta su construcción. La combinación de figuras mitológicas, elementos naturales y una arquitectura imponente hacen que la Fontana de Trevi sea un ejemplo sobresaliente del barroco italiano, y un monumento que captura el espíritu artístico y cultural de la época. La atención al detalle y la integración perfecta de la fuente en el entorno arquitectónico de Roma la han convertido en una obra maestra de la ingeniería y el arte.

La tradición de la moneda

Una de las tradiciones más populares asociadas a la Fontana de Trevi es la de lanzar una moneda al agua para asegurar el regreso a Roma. Según la leyenda, si arrojas una moneda con la mano derecha sobre el hombro izquierdo, te garantizas volver a la Ciudad Eterna en el futuro. Esta tradición se ha popularizado tanto entre turistas como locales, convirtiéndose en un rito casi obligatorio para quienes visitan Roma. De hecho, se estima que cada año se recogen alrededor de 1,5 millones de euros en monedas de la fuente.

El dinero recolectado en la Fontana de Trevi no se desperdicia, ya que, las monedas son retiradas regularmente por el gobierno local y se destinan a obras benéficas. Desde 2007, las donaciones van a la organización Caritas, que utiliza los fondos para ayudar a las personas sin hogar y a los necesitados en Roma. Esta tradición ha transformado la Fontana de Trevi en un símbolo de solidaridad y generosidad, además de ser un atractivo turístico. El acto de lanzar una moneda también se ha inmortalizado en la cultura popular. La fuente ha aparecido en numerosas películas, siendo la más famosa La Dolce Vita de Federico Fellini, donde la actriz Anita Ekberg protagoniza una escena icónica dentro de la fuente. Esta conexión con el cine ha aumentado aún más la popularidad de la Fontana de Trevi, convirtiéndola en un destino romántico para millones de personas que sueñan con regresar a la mágica ciudad de Roma.