Múnich, la capital de Baviera, es una de las ciudades más importantes de Alemania, una ciudad rica en historia, cultura, arquitectura y tradiciones que ofrece una combinación única entre lo clásico y lo moderno. Aunque pasar solo un día en esta metrópoli puede parecer poco, si se planifica bien, es posible descubrir varios de sus lugares más emblemáticos sin prisas y disfrutando del recorrido.

Su centro histórico está diseñado de tal manera que muchos de sus atractivos pueden visitarse caminando, lo cual convierte a esta ciudad en un destino adecuado para una ruta compacta de 24 horas. Incluso con poco tiempo, la experiencia puede ser profundamente gratificante y reveladora. En esta guía encontrarás una propuesta pensada para quienes desean conocer lo esencial de Múnich en un solo día. Para ello, recorreremos los sitios más representativos y visuales, con información práctica para aprovechar al máximo cada parada.

Marienplatz y el Ayuntamiento

El recorrido por Múnich debe comenzar por su corazón, la Marienplatz. Esta plaza es el centro neurálgico de la ciudad desde hace siglos y el mejor lugar para captar la energía y el carácter bávaro. En este lugar se encuentra el imponente Neues Rathaus, el Nuevo Ayuntamiento, famoso por su fachada neogótica y su torre de reloj con el carillón animado, que atrae a cientos de personas cada día cuando sus figuras mecánicas cobran vida.

Marienplatz no solo impresiona por su arquitectura, sino también por su ambiente. A su alrededor hay tiendas, cafeterías y restaurantes donde degustar un pretzel caliente o una cerveza bávara. Muy cerca está la Frauenkirche, la catedral de Múnich, con sus dos icónicas torres que dominan el horizonte. Desde ellas se puede contemplar una panorámica del casco antiguo y adentrarse fácilmente en las calles peatonales del centro.

Viktualienmarkt

A escasos pasos de Marienplatz se encuentra el Viktualienmarkt, un mercado al aire libre con más de 200 años de historia. Se trata de uno de los rincones más auténticos de Múnich y una parada obligada si se quiere experimentar el día a día de los habitantes de la ciudad. En este mercado se venden frutas, verduras, embutidos, quesos, flores y productos típicos bávaros en una atmósfera que mezcla tradición con dinamismo.

El mercado no solo es un sitio para comprar alimentos frescos, sino también para comer bien. Muchos puestos ofrecen platos preparados como sopas, salchichas, sándwiches y dulces artesanales. Además, cuenta con una animada cervecería al aire libre en la que sentarse bajo los árboles con una bandeja de comida local y una buena Maß de cerveza. Durante tu visita, no se debe dejar de observar el famoso árbol de mayo decorado, símbolo de las costumbres bávaras.

Englischer Garten

Tras el bullicio del centro histórico, nada mejor que adentrarse en el Englischer Garten, uno de los parques urbanos más grandes del mundo, incluso mayor que Central Park en Nueva York. Se tata de un enorme pulmón verde que ofrece paisajes relajantes, amplias zonas de césped, lagos y caminos, perfecto para caminar, descansar o simplemente desconectar del ritmo urbano.

El parque está atravesado por el río Eisbach, donde incluso se puede ver surfistas en acción gracias a una ola artificial permanente, convirtiéndose en un destino de surf reconocido. Este curioso espectáculo atrae a curiosos y amantes de los deportes acuáticos. Más adentro, se encuentra otro puntos destacado como la Torre China, una pagoda de estilo oriental rodeada de un tradicional biergarten, donde parar a tomar una cerveza y comer una salchicha al aire libre.

Museo BMW y el Olympiapark

Para los amantes de los coches, la tecnología y la historia del deporte, la visita al Museo BMW y al cercano Olympiapark es imperdible. El BMW Welt es un espacio moderno, arquitectónicamente sorprendente, donde conocer la evolución de esta icónica marca alemana. El museo, justo al lado, ofrece una exposición fascinante de modelos históricos, prototipos futuristas y experiencias interactivas.

A pocos minutos caminando se encuentra el Olympiapark, construido para los Juegos Olímpicos de 1972. Se trata de un complejo arquitectónico y paisajístico de gran valor, con su estadio, la torre olímpica (desde donde se tienen vistas espectaculares de Múnich) y amplias zonas verdes. En ocasiones especiales, en este lugar se celebran conciertos, festivales y actividades culturales al aire libre.

Palacio de Nymphenburg

Para terminar el día con un toque de realeza, el palacio de Nymphenburg es una excelente elección. Este majestuoso edificio barroco fue la residencia de verano de los reyes bávaros y destaca por su impresionante arquitectura, sus amplios jardines y sus elegantes salones decorados con frescos, estucos y mobiliario original del siglo XVII y XVIII. Está ubicado a unos 30 minutos del centro, siendo fácilmente accesible en tranvía.

La visita al palacio permite conocer mejor la historia de Baviera y el estilo de vida de la antigua nobleza. Además del edificio principal, hay pabellones repartidos por el parque, como el Amalienburg o el Baños de Mármol, que se pueden explorar durante el paseo. El entorno es cómoda para fotografías, rutas tranquilas y disfrutar de la calma después de un día activo en la ciudad.