Sos del Rey Católico: turismo típico
Antes de entrar en la villa Sos del Rey Católico, el visitante avisado disfrutará de la panorámica del recinto amurallado posado sobre un espolón de la Sierra de la Peña. Solo un paseo por sus calles empedradas, bordeada por hermosas mansiones de los siglos XV y XVI, conseguirá superar la sensación de haber sido abducido por el túnel del tiempo hasta una idílica Edad Media con murallas y castillos, pero sin guerras.
Conviene dejar el coche en la entrada del pueblo y entrar andando por cualquiera de sus siete puertas para subir por las calles que van trepando hacia los dos pitones que remata la ciudad.
Un paseo por la historia en Sos del Rey Católico
La puerta principal es la de Zaragoza, dónde comienza la calle Mayor de Sos llamada calle de Fernando el Católico. Esta calle sigue la cresta natural del pueblo y de ella salen, como en una espina de pescado, el resto de calles que van descendiendo desde dicha cresta.
Sos del Rey Católico se deja ver y se deja mirar, tiene sin duda hermosos monumentos de imprescindible visita, lo que convierte a Sos en uno de los pueblos más bellos de España son sus calles porticadas, las ventanas geminadas descubiertas en cualquier fachada, los escudos de armas sobre las puertas de las mansiones, los patios de sus palacios góticos, giro sobre sí mismos, que nos al ajetreo de la calle, como claustros.
Parece como si quien acuño el título de «Conjunto Histórico-Artístico» o de «conjunto monumental» hubiera estado pensando en SOS desde el primer momento.
El pueblo conserva parte del recinto amurallado, en ocasiones difícil de distinguir debido a las numerosas casas adosadas a él. Sí son perfectamente visibles las torres de defensa, como la de la Fuente Alta o de la Reina y las siete puertas fortificadas, como la de Zaragoza, Jaca y Uncastillo.
En el centro, se encuentra la plaza porticada del Ayuntamiento, con la Casa Consistorial renacentista. Su principal monumento religioso es la iglesia fortaleza de San Esteban, construida entre los siglos XI y XV sobre otra, anterior, de la que se conserva la cripta, de tres naves.
En sus ábsides, la Iglesia contiene frescos del siglo XIII muy bien conservados. Dominando San Esteban se yergue el castillo, con su espectacular torre del homenaje, de planta cuadrada, construido en el siglo XII por Ramiro II el Monje. En el otro promontorio se levanta el palacio de Sada, una residencia real fortificada, en la que nació Fernando el Católico en 1452. Como homenaje a dicho monarca, forjador de la Unidad Nacional, en 1924 se añadió su nombre al original topónimo de Sos.
Sos del Rey Católico ha sido ocupada desde tiempos prehistóricos como lo demuestran los hallazgos arqueológicos exhumados en sus alrededores. Excepto los restos de la calzada romana que unía Zaragoza y Pamplona, no está documentado ningún vestigio de épocas anteriores al siglo X.
Su estratégica posición sobre el Altozano que domina la comarca de Valdonsella la convirtió en plaza fuerte muy codiciada por los reinos de Aragón y Navarra.
En el siglo X fue incorporada por este último reino en el marco de las campañas contra la ocupación árabe, aunque un siglo más tarde pasó a manos de Ramiro I, rey de Aragón, qué hizo de ella una de las principales plazas fuertes que defendían la frontera Navarra.
La ciudad fue escenario de todas las guerras dinásticas que se han sufrido en España desde el siglo XIII, alineada en muchas ocasiones en el bando perdedor, cómo sucedió en la guerra de sucesión de comienzos del siglo XVIII.
Durante la segunda mitad del siglo XX, la ciudad sufrió un lento declive económico y una acelerada migración hacia los centros industriales, a la que tal vez debamos la conservación de su magnífico patrimonio urbano.
La fuente del perjurio
Cuenta una leyenda medieval que en esta fuente reside el alma de una joven noble, castigada por haber quebrantado el juramento que hizo a su joven enamorado.
Este humilde pastor, había decidido partir a la guerra para alcanzar la gloria que lo hiciese digno de su mano. Ella le juro que lo esperaría siempre y qué, si no lo hacía, su espíritu permanecería en la fuente durante toda la eternidad.
Cuando al cabo de un tiempo la muchacha se casó con otro pretendiente, apareció el antiguo pastor cubierto por sus armas, y le recordó su juramento. La joven desapareció y dicen que su espíritu ha permanecido para siempre en la fuente.