Visitar el templo de Abu Simbel es una de esas experiencias que no se olvidan. En realidad, desde el primer momento en que te acercas a este colosal complejo tallado en la roca, te das cuenta de que estás ante una de las mayores maravillas del antiguo Egipto. Situado en la ribera del lago Nasser, al sur de Asuán, este impresionante monumento fue construido por el faraón Ramsés II hace más de 3.000 años. Aunque su propósito era demostrar el poder del faraón a sus enemigos, hoy en día cumple otro objetivo: dejarte sin palabras.

De esta manera, al llegar, te recibirán las imponentes estatuas de Ramsés II, de más de 20 metros de altura, que custodian la entrada al templo principal. En su interior, los relieves y esculturas narran historias de conquistas, rituales y creencias de una civilización que sigue fascinando al mundo. Además, muy cerca, el templo de Nefertari, dedicado a su esposa favorita, demuestra la grandeza y el respeto con los que era tratada. En este artículo, te contaremos todo lo que necesitas saber para visitar el templo de Abu Simbel.

¿Cómo llegar a Abu Simbel?

Para visitar Abu Simbel, la mayoría de los viajeros parten desde Asuán. Existen varias opciones para llegar:

  • Excursión en autobús o coche: Esta es la opción más común, puesto que las excursiones suelen salir temprano en la mañana, alrededor de las 4:00 a.m., para evitar el calor del desierto y llegar al templo a primera hora. En este caso, el trayecto dura aproximadamente tres horas por carretera. Asimismo, es posible contratar tours organizados que incluyen transporte y guía, o bien alquilar un coche con conductor.
  • Vuelo: EgyptAir ofrece vuelos desde Asuán hasta el aeropuerto de Abu Simbel, con una duración de aproximadamente 45 minutos. Esta opción es más rápida pero también más costosa. Ideal para quienes tienen un itinerario ajustado.
  • Crucero por el lago Nasser: Algunas compañías ofrecen cruceros que navegan por el lago Nasser, partiendo desde Asuán y llegando hasta Abu Simbel. Esta alternativa permite disfrutar de los paisajes y visitar otros templos a lo largo del camino.

Historia y traslado de los templos

Originalmente, los templos de Abu Simbel fueron excavados en la roca en una ubicación que, debido a la construcción de la presa de Asuán en la década de 1960, quedó amenazada por las aguas del lago Nasser. 

De este modo, para preservar este patrimonio invaluable, se llevó a cabo un impresionante proyecto de ingeniería entre 1964 y 1968, en el cual los templos fueron desmontados y reubicados en una colina artificial situada 65 metros más arriba y 200 metros tierra adentro respecto a su emplazamiento original. Este esfuerzo internacional permitió que las futuras generaciones pudieran seguir admirando estas joyas arquitectónicas.

El Gran Templo de Ramsés II

Al acercarte al Gran Templo, serás recibido por cuatro colosales estatuas de Ramsés II, cada una de aproximadamente 20 metros de altura, esculpidas directamente en la fachada rocosa. Estas imponentes figuras muestran al faraón sentado en un trono, portando la doble corona del Alto y Bajo Egipto. 

Además, la entrada principal conduce a una sala hipóstila sostenida por ocho pilares osiríacos, que representan a Ramsés como el dios Osiris, simbolizando su naturaleza eterna. De esta forma, las paredes interiores están adornadas con relieves que narran las hazañas militares del faraón, incluyendo escenas detalladas de la batalla de Qadesh. En el santuario, ubicado en lo más profundo del templo, se encuentran las estatuas de Ramsés II deificado junto a los dioses Amón, Ra-Horajti y Ptah.

El Templo de Nefertari y Hathor

A poca distancia del Gran Templo se erige el Templo Menor, dedicado a la reina Nefertari y a la diosa Hathor. En su caso, la fachada presenta seis estatuas de 10 metros de altura: cuatro de Ramsés II y dos de Nefertari, una disposición inusual en la que las figuras de la reina tienen la misma altura que las del faraón, reflejando la importancia y el respeto que Ramsés profesaba hacia su esposa. 

Asimismo, el interior del templo cuenta con una sala hipóstila adornada con columnas que exhiben capiteles en forma de la cabeza de Hathor. Los muros están decorados con escenas que muestran a la pareja real realizando ofrendas a diversas deidades, destacando la armonía y devoción entre ellos.

Fenómeno solar en Abu Simbel

Uno de los aspectos más fascinantes del Gran Templo es su alineación astronómica. Dos veces al año, el 22 de febrero y el 22 de octubre, los primeros rayos del sol al amanecer penetran hasta el santuario e iluminan las estatuas de Ramsés II, Amón y Ra-Horajti, dejando en penumbra a Ptah, dios asociado al inframundo. 

Este fenómeno, resultado de una planificación arquitectónica meticulosa, atrae a numerosos visitantes que desean presenciar este espectáculo lumínico que dura aproximadamente 20 minutos. Es recomendable llegar temprano, ya que la concurrencia es alta en estas fechas.