Lanzarote es uno de los destinos más fascinantes, llamativos y singulares de las islas Canarias, siendo el otoño una de las mejores épocas para disfrutar de su belleza. Esta isla en otoño, con temperaturas suaves que rondan los 23-25 grados, es perfecta para explorar sin el intenso calor del verano. Además, las playas están menos concurridas y los paisajes volcánicos ofrecen un contraste único bajo la luz de esta estación.

Visitar Lanzarote en otoño permite experimentar un ambiente más relajado y auténtico. Las aglomeraciones turísticas de la temporada alta ya se han ido, lo que significa que es más fácil recorrer los principales atractivos sin tanta gente y encontrar alojamiento en lugares privilegiados a mejores precios. Esto convierte a la isla en un destino perfecto para escapadas tranquilas o vacaciones en pareja. Alojamientos como el ILUNION Costa Sal Lanzarote uno de los mejores hoteles pet friendly del archipiélago canario, completamente accesible en la isla de Lanzarote, es un claro ejemplo de oportunidad en esta época del año.

En esta guía, vamos a repasar los principales lugares que no perderse en un viaje otoñal a Lanzarote. Para ello, veremos parques nacionales, playas, cuevas naturales y miradores, en una ruta pensada para aprovechar cada día de la visita al máximo. Además, al alojarse en un hotel accesible y pet friendly en Lanzarote a tan solo 10 minutos del aeropuerto de Arrecife, se puede disfrutar al máximo de Lanzarote, la isla diferente.

Parque Nacional de Timanfaya

El Parque Nacional de Timanfaya es el gran emblema de Lanzarote y una visita obligada en cualquier época del año. Sus paisajes de origen volcánico parecen sacados de otro planeta, con montañas de fuego, cráteres y campos de lava que muestran el poder de la naturaleza. En otoño, el clima templado hace que recorrerlo sea especialmente agradable, no sufriendo las altas temperaturas del verano.

Una de las experiencias más recomendadas es la Ruta de los Volcanes, un recorrido que permite adentrarse en el corazón del parque. También se pueden presenciar las demostraciones geotérmicas en el islote de Hilario, donde el calor del subsuelo convierte el agua en vapor en cuestión de segundos. Además, el restaurante El Diablo, diseñado por César Manrique, ofrece la posibilidad de degustar platos cocinados con el calor natural del volcán.

Jameos del agua y cueva de los Verdes

Los Jameos del Agua son uno de los espacios más sorprendentes de la isla, resultado de la transformación de un tubo volcánico por, quién si no, el artista César Manrique. Este lugar combina naturaleza, arte y arquitectura, creando un entorno mágico con un lago interior habitado por cangrejos albinos, únicos en el mundo.

A pocos minutos se encuentra la cueva de los Verdes, otro tramo del mismo tubo volcánico. En esta visita se recorren galerías subterráneas y se descubre la historia de cómo los habitantes de la isla se refugiaban de los ataques piratas. El juego de luces y sombras crea un ambiente misterioso e inolvidable.

Mirador del río y norte de la Isla

El mirador del Río es uno de los puntos panorámicos más destacados de Lanzarote. Este mirador, también diseñado por César Manrique, ofrece vistas espectaculares del archipiélago Chinijo y de la isla de La Graciosa. En otoño, la luz del atardecer tiñe el paisaje de tonos dorados que convierten la visita en una experiencia inolvidable.

En el norte de la isla también se pueden explorar otros lugares como Haría, conocido como el “valle de las mil palmeras”, y la encantadora localidad de Órzola, desde donde parten los ferris hacia La Graciosa. Este recorrido es perfecto para los amantes de la fotografía y para quienes buscan rincones menos turísticos.

Playas de Papagayo y costa de playa Blanca

Las playas de Papagayo son un auténtico paraíso para los amantes del sol y el mar. Sus aguas cristalinas y sus enormes tramos de arenas doradas las convierten en uno de los rincones más bellos de Lanzarote. Llegar hasta ellas requiere recorrer un camino de tierra, pero el esfuerzo se ve recompensado con un entorno casi virgen.

En otoño, estas playas están menos concurridas, lo que permite disfrutar de un ambiente más relajado. Por ello, es el lugar perfecto para nadar, hacer snorkel o simplemente descansar bajo el sol. Además, las temperaturas son buenas para pasar varias horas en la playa sin el agobio del calor extremo. Muy cerca se encuentra Playa Blanca, una zona turística con una amplia oferta de restaurantes, tiendas y alojamientos, siendo un excelente lugar para comenzar a explorar el sur de la isla.

La Geria y enoturismo

La Geria es la región vinícola por excelencia de Lanzarote y uno de los paisajes más singulares de la isla. Sus viñedos crecen en hoyos excavados en la arena volcánica, protegidos por pequeños muros de piedra en forma de semicírculo. Este sistema tradicional permite que la vid aproveche la humedad del suelo y produzca vinos de sabores únicos.

En otoño, coincidiendo con la vendimia, la visita a La Geria es especialmente interesante. Se pueden recorrer las bodegas, conocer el proceso de producción y degustar vinos como el Malvasía Volcánica, con el característico de la isla. Se trata una experiencia que combina cultura, tradición y gastronomía.