Baréin, oficialmente el Reino de Baréin, es un pequeño país insular situado en el Golfo Pérsico que sorprende a todo viajero que se adentra en su territorio. A pesar de su tamaño, la isla principal de Baréin condensa miles de años de historia, contrastes urbanos y una identidad que mezcla tradición árabe con modernidad cosmopolita. Se trata de un destino perfecto para quienes desean conocer una parte menos visitada de Oriente Medio sin renunciar a la seguridad, la hospitalidad y el confort.

La isla principal —donde se encuentran la capital, Manama, y los principales atractivos— es también el corazón económico, político y cultural del país. En esta isla se pueden visitar vestigios de la antigua civilización Dilmun, fortalezas históricas, mezquitas y museos. Además, hay zocos, playas y paisajes desérticos que ofrecen una variedad inesperada para el visitante.

Este artículo propone un recorrido por varios lugares que ver en la isla de Baréin. Para ello, hablaremos de espacios arqueológicos milenarios, centros urbanos modernos, o, zonas de fuerte carga espiritual y natural. Estos sitios representan la esencia del país: un equilibrio entre su pasado milenario y su mirada hacia el futuro.

Qal’at al-Bahrain

Qal’at al-Bahrain, también conocido como el Fuerte de Baréin, es uno de los sitios arqueológicos más importantes del país y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Se encuentra al norte de la isla, a pocos minutos de Manama, constituyendo el principal testimonio físico del antiguo reino de Dilmun, una civilización que floreció hace más de 4.000 años como punto clave del comercio entre Mesopotamia y el Valle del Indo.

El fuerte actual fue construido entre los siglos XV y XVI por los portugueses, aunque debajo de sus cimientos hay restos de templos, casas, murallas y almacenes que se remontan a más de 2.000 años antes de Cristo. El recorrido por el yacimiento permite ver capas superpuestas de historia, y el museo anexo contextualiza los hallazgos con piezas originales, maquetas e información accesible en varios idiomas.

La Gran Mezquita Al-Fateh

La Gran Mezquita Al-Fateh es uno de los monumentos religiosos más imponentes de Baréin y una de las mezquitas más grandes del mundo. Este templo, ubicado en Manama, puede albergar hasta 7.000 fieles y está abierto a visitantes no musulmanes, lo que la convierte en un punto clave para conocer de cerca la cultura islámica. Su arquitectura combina elementos tradicionales con detalles modernos que impresionan tanto por su escala como por su armonía estética.

Construida en 1987, la mezquita lleva el nombre del fundador del país moderno, Ahmed Al-Fateh. Su cúpula principal, hecha completamente de fibra de vidrio, es una de las más grandes del mundo y domina el paisaje de la capital. El interior está revestido con mármol italiano, lámparas austrianas y madera importada de India, pero lo que más destaca es la sensación de paz que transmite el espacio, lleno de luz natural y simetría.

Museo Nacional de Baréin

El Museo Nacional de Baréin, inaugurado en 1988, es una visita obligatoria para entender el alma del país. Este museo, ubicado frente al mar, está situado en un moderno edificio blanco, ofreciendo una excelente introducción a la historia, el arte y la cultura de Baréin. En consecuencia, es uno de los museos mejor organizados del Golfo, con un enfoque pedagógico y visualmente atractivo.

La colección permanente se divide en varias salas temáticas que incluyen hallazgos arqueológicos, manuscritos antiguos, instrumentos musicales, cerámica, trajes tradicionales y reconstrucciones de viviendas tradicionales. Destacan los artefactos procedentes de los montículos funerarios del norte de la isla, así como las piezas de bronce y piedra que narran el esplendor de Dilmun.

Árbol de la Vida

Uno de los lugares más enigmáticos y simbólicos de Baréin es el Árbol de la Vida, un prosopis cineraria que ha sobrevivido más de 400 años en pleno desierto sin una fuente de agua visible. Este solitario árbol, situado a unos 40 kilómetros al sur de Manama, se ha convertido en un símbolo de resistencia, vida y misterio en un entorno árido e inhóspito. Su figura esbelta y su frondosa copa contrastan con el paisaje seco que lo rodea.

El Árbol de la Vida no solo sorprende por su longevidad, sino también por el aura de leyenda que lo envuelve. Algunos lo consideran un sitio sagrado vinculado a creencias preislámicas, mientras que otros lo relacionan con el Jardín del Edén. Aunque la ciencia apunta a raíces profundas y adaptaciones biológicas como explicación, la magia del lugar se mantiene intacta para locales y visitantes por igual.

Muharraq

La antigua ciudad de Muharraq, que fue capital de Baréin hasta 1932, es hoy uno de los centros culturales más importantes de la isla. A pesar de estar conectada con Manama por un puente, conserva una atmósfera más tranquila y tradicional. Sus callejuelas, casas con celosías de madera, patios interiores y mezquitas transmiten la vida urbana de otras épocas.

Uno de los mayores atractivos de Muharraq es el camino de la Perla, un itinerario declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO que conecta edificios históricos vinculados a la época dorada de la industria perlera. Se puede recorrer a pie y visitar casas restauradas, tiendas de artesanía y centros culturales que narran la historia de los buceadores de perlas y sus familias. Se trata de un viaje íntimo al pasado más auténtico del país.