Se trata del tercer lugar más visitado en toda Francia, es un municipio e islote clasificado como patrimonio mundial para la humanidad, por UNESCO. Del Monte Saint-Michel han surgido un sinfín de historias y leyendas, y algo que no pone en su lugar dudas, puesto que en el islote se ubican diversas edificaciones con la antigua arquitectura gótica, la cual se evidencia no solo en este lugar, sino en muchas partes del mundo.
Un dato que sin duda alguna no hay que pasar por lato, es que el islote se encuentra en una de las zonas con mayor marea dentro de Europa.
Alrededor de 3,5 millones de personas visitan anualmente el Monte Saint-Michel, una cifra bastante considerable. Además de la arquitectura de los edificios románticos y góticos, se puede encontrar una diversidad de fauna y flora que aportan a seguir reluciendo los ofrecimientos de este famoso lugar, uno que sigue retando al pasar del tiempo.
Al encontrarse en el Monte Saint Michel se puede visitar la abadía, una iglesia construida por un obispo llamado Aubert, quien dedico la edificación al arcángel Miguel, tras supuestas apariciones del mismo.
Le sigue el pueblo, ubicado en la ladera sur y protegido por unas murallas construidas entre los siglos XII y XV.
Se dice que este conjunto medieval sigue retando al pasar del tiempo, pues es increíble la manera en que se encuentra preservado.
Fuera de visitar los lugares históricos, los turistas podrán atender a sus necesidades en las innumerables cafeterías, tiendas y hospedajes. ¿Y por qué no? También podrán disfrutar de las especialidades gastronómicas de la localidad, tales como la tortilla de la Mere Poulard y el cordero pre-salado.