París no necesita presentación, ya que es una de esas ciudades que probablemente ya conoces en fotografías, películas o novelas, pero que cambia por completo cuando caminas por sus calles. En este sentido, cada rincón parece tener una historia, una vista que te detiene o una esquina que te invita a quedarte un poco más. Ya sea tu primer viaje o una visita más, la ciudad siempre tiene algo nuevo que ofrecerte. En París, el arte se respira en cada rincón: puedes apreciarlo sin necesidad de entrar a un museo, probar nuevos sabores en cada panadería o relajarte en un parque rodeado de arquitectura clásica y escenas cotidianas.

Lo interesante de París es que, aunque tiene monumentos famosos por todo el mundo, también guarda sorpresas en barrios tranquilos, museos modernos, plazas escondidas y estructuras que rompen con la imagen tradicional que uno espera. No necesitas recorrer todo en un día, pero sí conviene saber por dónde empezar y qué vale la pena priorizar.

En este artículo te vamos a mostrar diez lugares que deberías visitar durante tu viaje. Descubrirás la Torre Eiffel, el Louvre, Notre Dame, la Basílica del Sagrado Corazón, los Jardines de Luxemburgo, el Centro Pompidou, el barrio de Le Marais, la Ópera Garnier, las Catacumbas y el distrito moderno de La Défense.

Torre Eiffel

Ningún viaje a París estaría completo sin pasar por la Torre Eiffel, una estructura que ofrece una vista panorámica inigualable de toda la ciudad. Tienes la opción de tomar el ascensor o, si te animas, subir los primeros tramos caminando y disfrutar con tranquilidad cada nivel. En lo alto, te espera una plataforma con vistas abiertas y un ambiente emocionante, especialmente al atardecer. Además, justo debajo, el Campo de Marte te permite hacer una pausa, tomar fotografías o simplemente observar la torre iluminada por la noche. La experiencia visual cambia según la hora, y cada visita deja una impresión diferente.

Museo del Louvre

Al entrar al Louvre, te adentras en uno de los museos más importantes del mundo, con una colección que abarca miles de años de historia. Desde esculturas del antiguo Egipto hasta obras renacentistas, el recorrido es amplio y diverso. Sin embargo, aunque la Mona Lisa es lo más fotografiado, hay salas enteras dedicadas a arte islámico, grecorromano y pinturas francesas. Por eso, lo ideal es organizar tu recorrido según tus intereses, ya que resulta casi imposible conocerlo todo en un solo día. Además, su arquitectura mezcla lo clásico con lo contemporáneo gracias a la famosa pirámide de vidrio en el acceso principal.

Catedral de Notre Dame

A pesar del incendio de 2019, la Catedral de Notre Dame sigue siendo un símbolo del pasado medieval de París. La fachada gótica sigue imponiéndose con sus torres gemelas, rosetones y gárgolas que miran desde lo alto. Aunque está en plena restauración, se puede observar el trabajo desde el exterior y apreciar la escala del proyecto. A pocos pasos, el acceso a la Île de la Cité invita a recorrer los orígenes de París. Aunque no se puede ingresar al interior, el entorno conserva su fuerza simbólica, y la plaza frente a Notre Dame sigue siendo un lugar de encuentro muy frecuentado.

Basílica del Sagrado Corazón en Montmartre

Ubicada en lo alto de la colina más alta de París, la Basílica del Sagrado Corazón te ofrece una de las mejores vistas urbanas. El edificio blanco, visible desde varios puntos de la ciudad, se accede por una escalinata o por un pequeño funicular. Una vez arriba, puedes entrar al templo sin costo y contemplar el impresionante mosaico dorado en el techo. Asimismo, el entorno está lleno de músicos, artistas callejeros y terrazas donde sentarte a disfrutar el ambiente. Montmartre conserva su carácter bohemio, con calles empedradas que te llevan a plazas y rincones menos transitados.

Jardines de Luxemburgo

Entre avenidas y edificios elegantes, los Jardines de Luxemburgo ofrecen un espacio verde amplio para descansar del movimiento urbano. En este lugar, puedes recorrer senderos sombreados, sentarte frente al estanque central o visitar el Palacio del Senado, que funciona como sede parlamentaria. Las sillas metálicas repartidas por el parque invitan a detenerte sin prisa, ya sea con un café o un libro. A su vez, si viajas en temporada cálida, verás a los niños jugando con barcos de juguete en el agua, mientras los adultos aprovechan para hacer deporte o relajarse.

Centro Pompidou

El Centro Pompidou rompe con la estética tradicional de París gracias a su arquitectura industrial, con tubos de colores y escaleras exteriores. Este museo de arte moderno y contemporáneo es perfecto para conocer obras de Picasso, Kandinsky o Duchamp en un entorno menos clásico. Además de las exposiciones, el edificio alberga una biblioteca pública y un mirador con vistas al barrio del Marais. Por otro lado, en la plaza exterior siempre hay espectáculos espontáneos, artistas callejeros o niños jugando con fuentes interactivas. La experiencia completa es muy dinámica, pensada para interactuar y no solo observar arte en silencio.

Barrio de Le Marais

Pasear por Le Marais es como caminar por siglos distintos en pocas cuadras. Este barrio cuenta con mansiones aristocráticas, tiendas alternativas, galerías independientes y una vibrante escena gastronómica. Así, cada calle tiene algo que llama la atención: una fachada bien conservada, una pastelería con fila constante o una librería escondida. En esta zona conviven la comunidad judía tradicional con nuevas generaciones que han revitalizado sus calles. Y puedes visitar el Museo Carnavalet o simplemente caminar sin rumbo fijo y descubrir cafés tranquilos, plazas sombreadas y boutiques que no verás en los circuitos turísticos más comunes.

Ópera Garnier

Conocer la Ópera Garnier es sumergirse en uno de los escenarios más majestuosos de la ciudad. En este sentido, su arquitectura interior deslumbra por los mármoles, frescos y dorados que adornan cada rincón. Incluso si no asistes a un espectáculo, puedes hacer una visita guiada para explorar la gran escalinata, los salones ornamentados y el auditorio con su lámpara central. El techo decorado por Marc Chagall añade un toque moderno que contrasta con la elegancia clásica del lugar. Y a pocos pasos de allí, las galerías comerciales te permiten continuar el recorrido con estilo, sin dejar de admirar la arquitectura urbana.

Catacumbas de París

Las Catacumbas ofrecen una experiencia completamente distinta al resto de la ciudad. Bajo tierra, en túneles oscuros y húmedos, se encuentran los restos óseos de más de seis millones de personas, organizados con una precisión inquietante. En su caso, el recorrido no es largo, pero sí impactante, tanto por la historia como por el ambiente silencioso. A su vez, el acceso está limitado para evitar aglomeraciones, por lo que conviene comprar las entradas con antelación. Más allá del morbo, el lugar sirve para entender cómo París ha evolucionado y cómo fue necesario reorganizar sus cementerios durante el siglo XVIII.

La Défense y el Gran Arco

La Défense muestra el lado más contemporáneo de París, con edificaciones de vidrio, acero y hormigón que definen su estilo urbano. Este distrito de negocios es también un espacio público interesante, lleno de esculturas monumentales, fuentes y terrazas urbanas. El Gran Arco, alineado visualmente con el Arco del Triunfo, ofrece un mirador desde el que puedes observar el trazado recto de la ciudad. Sin embargo, aunque el ambiente es corporativo durante la semana, el fin de semana se vuelve más tranquilo, permitiendo pasear sin agobios, hacer compras en centros comerciales y apreciar una versión distinta del paisaje parisino.