Copenhague es una ciudad que seduce desde el primer momento. La ciudad de Copenhague, moderna, acogedora y con una personalidad marcada por el diseño, la sostenibilidad y la historia, es uno de los destinos más atractivos de Europa. Como capital de Dinamarca, ofrece una mezcla perfecta entre la arquitectura tradicional escandinava, espacios verdes y una vida cultural activa.
Pese a su tamaño compacto, Copenhague está repleta de atractivos turísticos. Castillos reales, parques de atracciones, barrios alternativos y canales navegables, la ciudad tiene algo para cada tipo de viajero. Además, es conocida por ser una de las capitales más ciclistas del mundo, por lo que es fácil recorrerla en bicicleta, sumergiéndose en su ritmo y su estilo de vida. Todo está pensado para que el visitante se sienta como en casa. En este artículo, vamos a hacer un recorrido por los 10 lugares imprescindibles que no perderse en una visita a Copenhague.
Nyhavn – El canal más colorido y fotogénico de Dinamarca

Nyhavn es, sin duda, la imagen más reconocible de Copenhague. Este canal del siglo XVII está flanqueado por casas de colores , restaurantes y antiguos barcos de madera que flotan plácidamente en el agua. Originalmente fue un puerto comercial frecuentado por marineros y mercaderes, pero hoy se ha transformado en una de las zonas más animadas de la ciudad, perfecta para pasear, tomar fotos o sentarse a disfrutar de una cerveza danesa.
Una de las curiosidades de Nyhavn es que en el número 20 vivió el famoso escritor Hans Christian Andersen, autor de cuentos como “La Sirenita” o “El patito feo”. De hecho, vivió en varias direcciones dentro del canal, lo que lo convierte en parte viva del patrimonio literario danés. Durante el verano, las terrazas están llenas de gente y músicos callejeros, mientras que en invierno el canal se viste de luces navideñas y mercados de temporada. Además de su belleza, Nyhavn es un excelente punto de partida para explorar la ciudad en los barcos turísticos que recorren los canales de Copenhague, ofreciendo otra perspectiva del Palacio de Christiansborg, la Ópera o la moderna zona de Islands Brygge.
La Sirenita – Un ícono pequeño con una gran historia

La Sirenita de Copenhague es uno de los monumentos más visitados de Escandinavia, estando inspirada en el famoso cuento de Hans Christian Andersen. Esta escultura de bronce fue creada en 1913 por Edvard Eriksen, y, a pesar de su tamaño modesto, ya que mide apenas 1,25 metros de altura, se ha convertido en todo un símbolo de la ciudad y una parada obligatoria para quienes la visitan por primera vez.
La estatua de la Sirenita, ubicada en el paseo Langelinie junto al mar, contempla en silencio el agua del puerto, evocando la melancolía del personaje que renunció a todo por amor. Su expresión y su historia han hecho que miles de turistas se acerquen diariamente para fotografiarla. Aunque algunos se sorprenden por su tamaño, lo cierto es que su valor simbólico supera con creces sus dimensiones físicas, siendo una obra sencilla, pero profundamente representativa. La estatua ha sufrido varios actos vandálicos a lo largo de su historia, incluyendo el corte de su cabeza y brazos, pero siempre ha sido restaurada. Esto la ha convertido en un ejemplo de resiliencia cultural, adorada tanto por locales como por extranjeros.
Palacio de Amalienborg – Residencia de la realeza danesa

El palacio de Amalienborg es la residencia oficial de la familia real danesa y uno de los lugares más elegantes de Copenhague. Se compone de cuatro edificios de estilo rococó dispuestos en torno a una gran plaza octogonal, en cuyo centro se erige la estatua ecuestre del rey Federico V. Este conjunto palaciego representa la sobriedad y refinamiento de la monarquía escandinava, siendo un símbolo representativo de la ciudad.
Una de las atracciones más populares es el cambio de guardia, que tiene lugar todos los días a mediodía. Los soldados marchan desde el castillo de Rosenborg hasta Amalienborg, en un desfile que cautiva a todos los presentes. Durante el verano, algunas de las estancias del palacio se abren al público, permitiendo admirar habitaciones decoradas con mobiliario de época, retratos reales y objetos de gran valor histórico. El entorno del palacio también es digno de exploración, con plazas que cuentan con vistas directas al mar y a la Ópera de Copenhague, creando una de las postales más bellas de la ciudad.
Castillo de Rosenborg – Joyas de la corona y jardines de cuento

El castillo de Rosenborg es otro de los lugares más mágicos de Copenhague, estando construido a principios del siglo XVII por el rey Christian IV como residencia de verano. Este castillo de estilo renacentista es hoy un museo que guarda algunos de los mayores tesoros de la monarquía danesa, incluyendo las joyas de la corona. Su fachada de ladrillo rojo, sus torres puntiagudas y su entorno natural hacen de este lugar una visita tranquila en pleno Copenhague.
En su interior se pueden recorrer salas ricamente decoradas con muebles antiguos, tapices, retratos reales y objetos personales de los monarcas. El sótano es uno de los puntos más destacados, ya que alberga las joyas y coronas utilizadas en ceremonias oficiales de Dinamarca. La seguridad es notable, pero el acceso es fluido y bien organizado. Cada sala narra parte de la historia de Dinamarca, con estancias dedicadas al absolutismo o la evolución parlamentaria.
Jardines de Tivoli – Diversión clásica en un parque centenario

Los jardines de Tivoli son una de las grandes joyas de Copenhague, así como uno de los parques de atracciones más antiguos del mundo aún en funcionamiento. Abierto en 1843, este parque combina atracciones modernas con un ambiente de nostalgia, una iluminación mágica, una arquitectura única y multitud espectáculos culturales. El parque, ubicado en pleno centro de la ciudad, a pocos pasos de la estación central, es un lugar tanto para adultos como para niños.
Además de montañas rusas, carruseles y atracciones mecánicas, los Jardines de Tivoli destacan por su decoración temática que cambia con las estaciones. De igual forma, se celebran conciertos al aire libre, óperas y obras de teatro, convirtiéndolo en un espacio cultural de primer nivel. La zona del lago, con sus luces reflejadas y sus pabellones orientales, ofrece uno de los paisajes más románticos de la ciudad.
La Ópera de Copenhague y su entorno junto al puerto

La Ópera de Copenhague es uno de los ejemplos más emblemáticos de la arquitectura moderna danesa. Este edificio fue inaugurado en 2005 y se encuentra frente al Palacio de Amalienborg, al otro lado del puerto, destacando por su diseño futurista y su enorme voladizo. La ópera fue un regalo de la Fundación A.P. Møller, costando más de 500 millones de dólares, y, convirtiéndose en una de las óperas más caras del mundo.
El interior es tan impresionante como su fachada, con una sala principal revestida de roble que ofrece una acústica excepcional. La ópera, con capacidad para 1.700 personas, acoge espectáculos de ópera, ballet y conciertos de alto nivel. También se pueden hacer visitas guiadas para conocer sus entresijos y detalles arquitectónicos. Sin embargo, lo que más destaca es la integración del diseño con el agua y la ciudad, que crea un ambiente único, especialmente al atardecer.
El Barrio Libre de Christiania – Contracultura viva en pleno siglo XXI

Christiania es una comunidad autogestionada que desafía las normas convencionales y representa el espíritu alternativo de Copenhague. Fundada en 1971 por un grupo de okupas, artistas y pacifistas en unos antiguos cuarteles militares abandonados, se ha convertido en uno de los lugares más visitados y debatidos de la ciudad. Christiania funciona con sus propias reglas y sigue siendo un experimento social único en Europa.
Al entrar en Christiania, el ambiente cambia por completo en comparación a la capital danesa, con murales, casas construidas con materiales reciclados, tiendas de artesanía y cafeterías bohemias. Aunque durante años fue polémica por el comercio abierto de cannabis, hoy es una zona más controlada, pero que conserva su esencia rebelde. Se recomienda respeto y discreción, especialmente al tomar fotos, ya que muchos residentes valoran su privacidad.
Strøget – La vida urbana en la calle peatonal más famosa de Copenhague

Strøget es una de las calles peatonales más largas de Europa, así como el corazón comercial de Copenhague. Esta calle abarca desde la plaza del Ayuntamiento hasta Kongens Nytorv, pasando por zonas llenas de tiendas, cafeterías y restaurantes. De esta manera, caminar por Strøget es sumergirse en la vida cotidiana de la ciudad, donde turistas y locales comparten el espacio con total naturalidad.
En esta calle se pueden encontrar tiendas de marcas de lujo como Louis Vuitton o Georg Jensen, franquicias internacionales y tiendas de diseño nórdico. De igual forma, también hay espacio para pequeños comercios tradicionales, tiendas de Lego (marca originaria de Dinamarca) o cafeterías y restaurantes para degustar la rica gastronomía danesa.
La torre redonda (Rundetårn) – Vistas y ciencia antigua

La torre redonda, o Rundetårn, es uno de los edificios más singulares de Copenhague, siendo construida en el siglo XVII por orden del rey Christian IV. Esta torre fue diseñada como observatorio astronómico y forma parte de un complejo que incluye una biblioteca y una iglesia. Su rasgo más llamativo es la rampa en espiral que permite ascender a la cima sin necesidad de escaleras, un diseño poco habitual que sorprende a los visitantes.
Subir por la rampa, que se extiende a lo largo de más de 200 metros, es una experiencia en sí mismo. A medida que se asciende, se puede observar la estructura interior del edificio, así como algunas exposiciones temporales. Una vez en lo alto, la torre ofrece una vista panorámica excepcional del casco histórico de Copenhague. Más allá de su función original como observatorio, Rundetårn sigue siendo un símbolo del interés danés por la ciencia, la educación y la arquitectura.
El Museo Nacional de Dinamarca – Un viaje por la historia danesa

El Museo Nacional de Dinamarca, ubicado en un antiguo palacio en el centro de Copenhague, es el lugar perfecto para entender la historia del país desde la prehistoria hasta la actualidad. Sus colecciones incluyen objetos de la Edad de Piedra, la era vikinga, la Edad Media y la modernidad, organizados en distintas salas, para facilitar un recorrido por la historia de Dinamarca. En consecuencia, es un museo pensado tanto para adultos como para familias con niños.
Entre sus piezas más destacadas están los famosos cuernos dorados de Gallehus, los carros solares, así como multitud de joyas vikingas y vestimentas antiguas. De la misma forma, hay recreaciones de casas tradicionales, herramientas de uso cotidiano, y exposiciones sobre la historia colonial danesa. Todo esto se complementa con vídeos y explicaciones en varios idiomas, lo que facilita la comprensión incluso para quienes no tienen idea sobre la cultura vikinga y la mitología nórdica.