Si hay un barrio en Nueva York que ha sabido reinventarse sin perder su esencia, ese es East Village. En este sentido, ubicado en el corazón de Manhattan, este rincón de la ciudad ha sido el hogar de inmigrantes, artistas, músicos y rebeldes. Por lo que, en este lugar no encontrarás los rascacielos brillantes de Midtown ni el bullicio comercial de Times Square, sino algo mucho más auténtico: un ambiente bohemio, edificios bajos, bares históricos y una comunidad que sigue manteniendo vivo el espíritu alternativo.

Además, desde los años 60, East Village ha sido un foco de creatividad y contracultura, puesto que fue el hogar de escritores de la Beat Generation, la cuna del punk rock y el escenario de algunos de los momentos más importantes del arte pop. Y a día de hoy, sigue siendo un barrio lleno de vida, con tiendas vintage, murales urbanos, restaurantes de todos los rincones del mundo y pequeños jardines comunitarios que sorprenden a cada paso. En este artículo, te contaremos la historia de East Village, sus lugares más destacados y los rincones que no te puedes perder si decides explorarlo.
Historia y evolución del barrio
East Village no siempre fue un barrio con nombre propio porque durante mucho tiempo, esta zona formó parte del Lower East Side, el primer destino de miles de inmigrantes que llegaron a Nueva York en busca de una vida mejor. A este respecto, a finales del siglo XIX y principios del XX, alemanes, ucranianos, rusos y puertorriqueños se establecieron aquí, llenando las calles de pequeñas tiendas, restaurantes y comunidades muy unidas.
Luego, en los años 60, la historia de East Village dio un giro con el auge de la contracultura, en el que artistas, escritores y músicos empezaron a mudarse a la zona, atraídos por los alquileres bajos y la posibilidad de expresarse sin restricciones. Fue entonces cuando los promotores inmobiliarios vieron la oportunidad de diferenciar el barrio del Lower East Side, aprovechando la reputación creativa de Greenwich Village, su vecino al oeste. Así nació el nombre East Village, dando paso a un nuevo capítulo en su historia.
De esta forma, con el paso del tiempo, la llegada de nuevos residentes y el crecimiento de la ciudad trajeron cambios. Por eso, lo que antes era un barrio de artistas y activistas fue atrayendo inversiones, restaurantes modernos y tiendas de diseñadores. No obstante, aunque todavía conserva su carácter alternativo, East Village ya no es el mismo de los años 70, ya que hoy, conviven estudiantes, profesionales y algunos de los antiguos habitantes que aún resisten el aumento de los precios.
Lugares de interés en East Village
Recorrer East Village es una experiencia llena de contrastes, ya que sus calles guardan historias de inmigrantes, artistas y movimientos culturales que marcaron a Nueva York. A continuación, encontrarás plazas, parques, edificios históricos y rincones que reflejan la identidad del barrio:
- Astor Place y Cooper Square: Esta zona marca la entrada a East Village y es fácil reconocerla por la enorme escultura de cubo negro que muchos intentan girar con sus manos. Así, Cooper Square alberga la sede de la Cooper Union, una prestigiosa escuela de arte y arquitectura con un edificio de diseño moderno que contrasta con las estructuras más antiguas del barrio. De hecho, en el pasado, esta plaza fue un punto de encuentro para intelectuales y activistas y hoy sigue siendo un espacio de paso para estudiantes y residentes que cruzan de un lado a otro. Alrededor hay cafeterías, pequeños negocios y el acceso a varias líneas de metro.
- St. Marks Place: Esta calle es una de las más conocidas de East Village y un símbolo de su pasado bohemio. Por eso, a lo largo de los años, ha sido un punto de encuentro para artistas, punks y fanáticos de la música alternativa. Y en sus aceras todavía hay tiendas de discos, librerías de segunda mano y salones de tatuajes que han sido testigos de décadas de cambios. En este caso, en los años 60 y 70, fue un lugar donde se organizaban conciertos y reuniones culturales y en la actualidad es una calle con mucha actividad, llena de restaurantes pequeños, bares y locales que mantienen el espíritu rebelde del barrio.
- Tompkins Square Park: Se trata de un parque clave en la historia del barrio porque ha sido escenario de protestas, conciertos y reuniones de la comunidad. De hecho, durante el día, es un lugar tranquilo donde se puede ver a los vecinos paseando con sus perros o tomando un café en los bancos. También cuenta con zonas de juegos, espacios deportivos y eventos ocasionales. En otoño, se celebra el Desfile de Halloween para perros, donde las mascotas desfilan con disfraces de todo tipo.
- Iglesia ucraniana de San Jorge: La presencia de la comunidad ucraniana en East Village es parte fundamental de su identidad, y esta iglesia es una muestra de ello. En su caso, construida en 1911, su arquitectura y detalles en el interior transportan a otra época. En realidad, durante décadas, ha sido el centro de reuniones de los inmigrantes ucranianos que llegaron a la ciudad después de la Segunda Guerra Mundial. Por otra parte, en los alrededores, se encuentran restaurantes y panaderías que conservan recetas tradicionales, lo que hace que la zona sea un pequeño pedazo de Ucrania en Nueva York.
- Colonnade Row y la iglesia de San Marcos: Estos dos lugares muestran una parte más antigua de la historia del barrio. Por un lado, Colonnade Row es un conjunto de casas de estilo neogriego construidas en 1830, que alguna vez fueron el hogar de familias adineradas de Nueva York. Sin embargo, con el tiempo, algunas de estas casas fueron demolidas, pero las que quedan todavía conservan su elegancia. Por otra parte, a pocas calles de ahí, la iglesia de San Marcos, construida en 1795, es uno de los templos más antiguos de la ciudad. Además de su historia religiosa, ha sido un espacio para recitales y eventos culturales que mantienen vivo el interés por el lugar.
Ocio y vida nocturna en East Village
Salir por East Village es una experiencia distinta a la que puedes encontrar en otras partes de Nueva York porque no hay grandes clubes ni discotecas de moda, sino bares con historia, locales pequeños donde la música en vivo sigue siendo importante y restaurantes con ambientes informales que reflejan la diversidad del barrio. Por ese motivo, caminar por sus calles de noche permite ver una mezcla de estudiantes, artistas y neoyorquinos de toda la vida que siguen fieles a sus lugares favoritos.
En este sentido, uno de los bares más antiguos y con más historias que contar es McSorley’s Old Ale House, un sitio que ha servido cerveza desde 1854 y donde la decoración apenas ha cambiado en más de un siglo. El lugar mantiene tradiciones como servir la cerveza en pares y solo ofrecer dos opciones: clara u oscura. Otro bar con personalidad es Please Don’t Tell (PDT), un speakeasy escondido dentro de una tienda de perritos calientes en St. Marks Place. Su acceso secreto y sus cócteles bien preparados lo han convertido en un sitio popular.