La Torre Inclinada de Pisa es uno de los monumentos más reconocibles de Italia junto al coliseo de Roma o a la Basílica de San Marcos en Venecia. Esta torre, famosa por su inclinación y por las clásicas fotos de turistas “sosteniéndola” con las manos, es una parada obligatoria en cualquier viaje por la Toscana. Sin embargo, más allá de ese gesto simpático, la torre forma parte de un complejo arquitectónico mayor, encerrando siglos de historia, ciencia, arte y restauración.
Esta torre campanario, ubicada en el Campo dei Miracoli o Campo de los Milagros, en la ciudad italiana de Pisa, comenzó a construirse en 1173 y no tardó en presentar problemas estructurales debido al tipo de suelo blando. Lo que en principio fue un error técnico se transformó en su característica más famosa y en una de las razones por las que miles de visitantes la eligen cada año como destino obligado en Italia.

Este artículo propone un recorrido completo por lo que realmente vale la pena ver en la Torre de Pisa y su entorno. Desde la propia subida a la cima inclinada hasta los secretos de su construcción, pasando por el conjunto arquitectónico que la rodea, cada rincón ofrece una oportunidad para sorprenderse.
Subir a la Torre

Uno de los principales atractivos de la Torre de Pisa es que se puede subir a su cima y experimentar la inclinación desde dentro. El ascenso se realiza por una estrecha escalera de caracol con 294 peldaños, cuya sensación de desnivel es perceptible a cada paso. Mientras se sube, se siente cómo el cuerpo se ajusta involuntariamente a la pendiente, lo que convierte la visita en una vivencia física y sensorial única.
Desde la cima, se obtienen vistas impresionantes del Campo dei Miracoli, de los tejados rojos de Pisa y del río Arno en la distancia. En la parte superior también se encuentran las campanas originales, que pertenecen a distintos siglos y tenían funciones tanto religiosas como civiles. Aunque la subida es breve, el impacto visual y emocional de estar en un monumento que desafía la gravedad justifica completamente el esfuerzo. Para poder subir es necesario reservar entrada con antelación, ya que el acceso está limitado a pequeños grupos por seguridad. No se permite la entrada a niños menores de 8 años, y se recomienda tener una mínima condición física.
El Duomo de Pisa

La Torre Inclinada de Pisa no fue construida como un monumento aislado, sino como el campanario de la catedral de Pisa, conocida como el Duomo. Esta majestuosa iglesia románica fue iniciada en 1064, mucho antes que la torre, y constituye el núcleo espiritual y artístico del Campo dei Miracoli. Su fachada de mármol blanco y gris, con arcos ciegos y columnas superpuestas, es una obra maestra del románico pisano.
En su interior, el Duomo alberga auténticos tesoros artísticos, destacando el impresionante púlpito de Giovanni Pisano, tallado con escenas bíblicas de gran fuerza expresiva. También se pueden contemplar mosaicos bizantinos, techos de madera dorada y la majestuosa cúpula que cubre el altar mayor. La mezcla de estilos, románico, gótico y bizantino, refleja la historia abierta y cosmopolita de Pisa durante su época dorada como república marítima.
El Baptisterio

Otro de los elementos que conforman el complejo monumental es el Baptisterio de San Juan, el más grande de toda Italia. Este baptisterio fue iniciado en 1152, pero su construcción duró más de dos siglos, lo que explica su fusión de estilos románico y gótico. Su estructura circular, coronada por una doble cúpula, destaca por su acústica extraordinaria, utilizada incluso hoy en día para breves demostraciones vocales durante las visitas.
En su interior, el espacio es sobrio y armónico. El púlpito, obra de Nicola Pisano, es uno de los grandes logros escultóricos del siglo XIII, considerado precursor del Renacimiento por su atención al cuerpo humano y al movimiento. En el centro, la pila bautismal octogonal y el pequeño altar reflejan la función original del edificio: acoger los sacramentos de iniciación cristiana en un lugar donde la forma circular simboliza la eternidad y la perfección divina. Además de su valor arquitectónico y artístico, el Baptisterio tiene un impacto sensorial. Si se tiene la suerte de escuchar una demostración acústica, se notará cómo una sola voz llena todo el espacio gracias al efecto de resonancia prolongada, único en Europa.
El Camposanto Monumentale

El cuarto gran tesoro del Campo dei Miracoli es el Camposanto Monumentale, un cementerio monumental que parece más un claustro que un camposanto. Su construcción comenzó en 1277 y se dice que se utilizó tierra traída desde el Gólgota, el monte donde fue crucificado Cristo, lo que confería un carácter sagrado al lugar. Con sus arcos góticos y su atmósfera, el recinto invita al silencio y la contemplación.
En su interior, destacan los frescos medievales que decoran los largos corredores, entre ellos el célebre “Triunfo de la Muerte”, atribuido a Buonamico Buffalmacco. Aunque muchos fueron dañados durante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, se han recuperado y restaurado cuidadosamente. En la actualidad, vuelven a ofrecer una visión poderosa de la vida, la muerte y la salvación según el pensamiento medieval cristiano. También pueden verse sarcófagos romanos, tumbas de personajes ilustres y esculturas clásicas. El Camposanto es, en sí mismo, un museo de arte funerario y un espacio para reflexionar sobre la historia, el tiempo y la memoria.
