Cuando llega el invierno y las temperaturas empiezan a bajar, muchos viajeros buscan destinos donde el sol siga brillando y el clima permita disfrutar de actividades al aire libre sin capas interminables de ropa. En Europa, aunque de primeras se piense únicamente en mercados navideños con inviernos fríos y nevados, hay algunas regiones donde el invierno se vive con temperaturas suaves, días luminosos y un ambiente pensado para desconectar. Estos destinos se convierten en refugios para quienes desean cambiar el gris del invierno por el azul del cielo y el brillo del Mediterráneo o el Atlántico.

Más allá de un clima agradable, estas zonas cálidas ofrecen atractivos culturales, gastronómicos y naturales que hacen que la experiencia sea completa. Además, dada la época del año, quién viaja en invierno puede pasear sin prisas, visitar monumentos sin aglomeraciones y aprovechar precios más económicos en alojamiento y gastronomía. La combinación de buen clima y un turismo más tranquilo convierte estos lugares en una alternativa inmejorable frente a los fríos clásicos del norte europeo. A la hora de organizar este viaje, es recomendable contratar un seguro de viaje como el Travelcover en el que las pólizas están siempre en el móvil, permitiendo de esta manera tener todo a mano. La compañía ofrece un interesante seguro de viaje para Europa, adaptado a este tipo de viajes en invierno por lugares del viejo continente, que cubre asistencia médica, equipaje, rescate ante deportes habituales, etc.

A continuación, vamos a ver esos cinco destinos cálidos perfectos para viajar en invierno en Europa. Cada uno ofrece una propuesta diferente, pero, todos ellos comparten una premisa común, su capacidad para dejar atrás el frío y ofrecer días agradables en pleno invierno europeo.

Las islas Canarias en España

Las islas Canarias son el destino cálido por excelencia para viajar en invierno dentro de Europa. Su clima subtropical garantiza temperaturas entre los 18 y los 24 grados incluso en los meses más fríos, lo que las hace el mejor refugio para quienes buscan sol y buen tiempo. Cada isla ofrece un paisaje diferente, con playas de arena dorada y dunas infinitas en Gran Canaria o Fuerteventura, montañas volcánicas y bosques de laurisilva en Tenerife y La Palma o singulares playas de arena negra en Lanzarote.

Además del clima, estas islas cuentan con una amplia oferta de actividades al aire libre. Los visitantes pueden practicar senderismo por rutas volcánicas, disfrutar de excelsas olas para hacer surf, explorar parques naturales como el Teide o nadar en piscinas naturales formadas por lava. En este sentido, los seguros de viaje son esenciales si se va a optar por varias actividades de turismo activo. La infraestructura turística de las islas es excelente y permite encontrar opciones de alojamiento para todos los presupuestos, y, en esta temporada a precios más económicos.

El Algarve en Portugal

El Algarve, en el sur de Portugal, es otro de esos destinos europeos que se mantienen accesibles y cálidos durante los meses de invierno. Las temperaturas del Algarve rondan los 17 a 20 grados, con más de 300 días de sol al año. Esta región se convierte en un pequeño oasis durante los meses más fríos del invierno, contando con playas de arena dorada, acantilados escarpados y formaciones rocosas, como las de Ponta da Piedade, que ofrecen paisajes espectaculares que se disfrutan aún más sin las multitudes del verano.

Durante el invierno, el Algarve permite recorrer sus pueblos costeros con una tranquilidad absoluta. Lagos, Tavira, Albufeira o Faro conservan esa esencia tradicional que se aprecia mejor en temporada baja. Además, los amantes del golf encuentran en esta zona de Portal algunos de los mejores campos de Europa, que se mantienen abiertos y en excelentes condiciones durante todo el año.

Sicilia en Italia

Sicilia es uno de los destinos más cálidos de Italia durante el invierno, con temperaturas que, siendo inferiores a Canarias o el Algarve, oscilan entre los 12 y 18 grados. La isla es una fusión de paisajes volcánicos, playas y algunos de los sitios arqueológicos más importantes del Mediterráneo. En invierno, un recorrido por ciudades como Palermo, Catania o Siracusa permite una visita distinta, pudiendo acceder a numerosos monumentos sin colas.

La catedral de Monreale, el valle de los Templos en Agrigento o el teatro griego de Taormina son algunos de esos lugares que se pueden recorrer sin multitudes, apreciando mejor cada detalle arquitectónico. Además, el clima permite realizar excursiones al Etna, el volcán activo más alto de Europa, donde se puede caminar por paisajes volcánicos, incluso aunque haya nieve en las cumbres.

Malta

Malta, el pequeño país insular en el centro del Mediterráneo, disfruta de uno de los inviernos más suaves de Europa. En esta isla las temperaturas rara vez bajan de los 15 grados, y con días luminosos incluso en enero, es un destino interesante para quienes buscan cultura, naturaleza y mar. Su tamaño permite recorrer fácilmente las principales ciudades históricas, así como acceder a sus playas y paisajes costeros sin grandes desplazamientos. La Valeta, su capital, es un museo al aire libre que merece una parada larga, lleno de fortificaciones, palacios y callejuelas.

El invierno es una época perfecta para explorar lugares como Mdina, la antigua ciudad amurallada conocida como “la ciudad del silencio”. Sus calles tradicionales y su arquitectura medieval se disfrutan mejor sin el calor y la multitud del verano. Quienes buscan actividades al aire libre pueden recorrer acantilados como los de Dingli, hacer rutas en barco por la Laguna Azul o explorar la isla de Gozo, famosa por su belleza natural.

Chipre

Chipre es el último de los destinos más cálidos de Europa durante el invierno, con temperaturas que suelen superar los 17 grados y un clima seco que permite disfrutar del aire libre. Sus playas, que en verano están llenas de viajeros, se transforman en espacios tranquilos para caminar, leer o incluso darse un baño. Las regiones como Pafos, Lárnaca o Limassol mantienen un ambiente mediterráneo muy llamativo, donde el sol acompaña la mayor parte del día.

Más allá de su clima, Chipre ofrece un patrimonio cultural influenciado por griegos, romanos, bizantinos y otomanos, una mezcla de lo más diversa. Los visitantes pueden explorar yacimientos arqueológicos, castillos medievales o iglesias ortodoxas, declaradas Patrimonio de la Humanidad. Ciertos lugares como las Tumbas de los Reyes, el sitio de Kourion o los pueblos tradicionales de las montañas Troodos son un claro ejemplo del patrimonio de este país, el cuál permite hacer un viaje en el tiempo, encontrando un sinfín de lugares para perderse.