La isla de Hawái, también conocida como Big Island, es la mayor y más diversa del archipiélago hawaiano. En esta isla conviven playas de arena negra, volcanes activos, bosques tropicales, campos de lava y pueblos históricos, creando un paisaje que parece de otro mundo. Visitar esta isla es descubrir la esencia más profunda que ver en Hawái, donde la naturaleza salvaje se entrelaza con una cultura ancestral viva y respetada por sus habitantes.

A diferencia de otras islas más turísticas como Oahu o Maui, Big Island conserva una atmósfera más auténtica y expansiva. En esta isla es posible comenzar el día observando flujos de lava y terminarlo viendo la puesta de sol desde una playa tranquila. La isla está dividida principalmente entre las zonas de Kona y Hilo, cada una con su propio carácter: la primera más seca y soleada; la segunda, verde y lluviosa. En este artículo proponemos distintos lugares que ver en la isla de Hawái, seleccionados por su valor natural, cultural y visual.

Parque Nacional de los Volcanes

El Parque Nacional de los Volcanes de Hawái es el lugar más emblemático y espectacular de la isla. En esta zona se encuentran dos de los volcanes más importantes del mundo: el Mauna Loa, el más grande por volumen, y el Kilauea, uno de los más activos del planeta. El paisaje es cambiante, vivo y dramático, con cráteres humeantes, tubos de lava, campos solidificados y zonas aún calientes bajo la superficie.

Uno de los puntos más visitados es el cráter Halemaʻumaʻu, visible desde el mirador del Kīlauea Visitor Center o desde el Crater Rim Trail, una caminata sencilla con vistas impresionantes. Cuando hay erupciones, se pueden ver chorros de lava incandescente en la noche, una imagen que no se olvida. Otro recorrido imprescindible es el Thurston Lava Tube, un túnel de lava natural que se atraviesa a pie como si entraras en las entrañas del volcán.

Punaluʻu Black Sand Beach

Punaluʻu Beach es una de las playas más singulares de Hawái, famosa por su arena negra brillante, resultado de la fragmentación de lava basáltica al entrar en contacto con el mar. Este fenómeno natural le da un aspecto hipnótico al paisaje, creando un fuerte contraste con el azul del océano y el verde de las palmeras que bordean la costa.

Pero Punaluʻu no es solo famosa por su aspecto geológico, siendo también uno de los mejores lugares de la isla para avistar tortugas marinas verdes descansando en la orilla. Las tortugas suelen tumbarse sobre la arena caliente durante el día, lo que permite observarlas muy de cerca, siempre con respeto y sin tocarlas. Su presencia añade un valor ecológico y emocional a la visita, reforzando el vínculo entre naturaleza y cultura local.

Mauna Kea

Mauna Kea, el punto más alto de Hawái con 4.207 metros sobre el nivel del mar, es mucho más que una montaña. Se trata de un lugar sagrado para los hawaianos nativos y, al mismo tiempo, uno de los mejores sitios del planeta para la observación astronómica. Este volcán inactivo, cuyo nombre significa “montaña blanca” por las nieves estacionales en su cima, ofrece un paisaje que parece de otro mundo, especialmente al atardecer.

Desde la estación de visitantes a 2.800 metros, se pueden disfrutar espectaculares vistas del cielo estrellado, asistir a charlas educativas y participar en sesiones con telescopios. La subida al pico es posible en vehículos 4×4, pero requiere precaución por la altitud. Quienes logran llegar a la cima son recompensados con una panorámica que abarca toda la isla y, en días despejados, otras islas cercanas. Allí también se encuentran varios observatorios internacionales, símbolo de la cooperación científica global.

Akaka Falls State Park

En la costa este de la isla, cerca de la ciudad de Hilo, se encuentra el Akaka Falls State Park, un paraíso tropical que alberga una de las cascadas más espectaculares de Hawái: la Akaka Falls, con 135 metros de altura. El parque está ubicado en una zona de frondosa selva tropical, y ofrece un sendero circular de fácil acceso que permite al visitante caminar entre bambúes, helechos gigantes y árboles cubiertos de musgo.

El recorrido es corto pero impresionante, ya que en apenas 800 metros se pasa por miradores, pequeños saltos de agua y una exuberancia vegetal que parece salida de una película. Al final del camino, aparece la gran cascada, que cae por un acantilado rodeado de vegetación densa, formando una estampa perfecta para los amantes de la naturaleza y la fotografía. La niebla y el sonido del agua refuerzan la sensación de inmersión en un ecosistema vibrante y salvaje.

Kailua-Kona

Kailua-Kona, conocida simplemente como Kona, es la ciudad más importante de la costa oeste de la isla de Hawái y una base perfecta para explorar la región. Con un clima cálido y seco durante todo el año, este antiguo asentamiento real hawaiano combina playas, historia, actividades acuáticas como el snorkel y una animada vida local.

Uno de los principales atractivos de Kona es su relación con la historia del archipiélago. En este lugar se puede visitar el palacio Hulihe‘e, que fue residencia de verano de la realeza hawaiana, y la iglesia Mokuaikaua, la más antigua de Hawái. También es posible conocer el monumento a Captain Cook en la cercana bahía de Kealakekua, accesible por senderismo o kayak. Esta mezcla de legado histórico y entorno natural lo convierte en un destino con muchas capas.

Kona es también tierra de café, y se puede visitar alguna de sus famosas plantaciones de café Kona, donde se producen granos reconocidos a nivel mundial. Para los amantes del mar, hay oportunidades para hacer snorkel, buceo nocturno con mantarrayas, pesca o simplemente disfrutar de sus playas volcánicas.