La provincia de Guadalajara, situada en la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha, guarda un tesoro poco explorado por el turismo masivo, sus pueblos. Esta zona, rica en historia, arquitectura tradicional y paisajes naturales sorprendentes, ofrece al viajero una escapada diferente, tranquila y auténtica. La variedad de paisajes que ofrece la provincia permite disfrutar de rutas por sierras, valles y mesetas, haciendo que muchos aventureros decidan optar por un alojamiento rural Castilla La Mancha para sus vacaciones.

Muchos de los pueblos de Guadalajara conservan intacta su arquitectura original, con calles tradicionales, casas de piedra, iglesias centenarias y castillos que parecen salidos de una novela histórica. En este artículo, vamos a hacer un recorrido por cinco pueblos de Guadalajara que destacan por su belleza, su historia y su naturaleza.

Sigüenza

Sigüenza es sin duda uno de los destinos más importantes que ver en Guadalajara. Esta ciudad medieval, declarada Conjunto Histórico-Artístico, destaca por su imponente castillo, convertido en Parador Nacional, así como por su catedral-fortaleza, que mezcla estilos románico, gótico y renacentista.

El casco antiguo de Sigüenza es perfecto para recorrer a pie, parando en sus rincones más famosos como la Plaza Mayor, el barrio de San Roque o la casa del Doncel, hogar del mítico caballero medieval. La ciudad también acoge numerosos eventos culturales y festivales a lo largo del año, que realzan su carácter tradicional y su atractivo turístico. No obstante, Sigüenza no solo es historia, ya que su entorno natural también invita al senderismo y al contacto con la naturaleza. Muy cerca se encuentran las hoces del río Dulce, donde se pueden hacer rutas fáciles entre cañones, aves rapaces y paisajes de postal.

Valverde de los Arroyos

Valverde de los Arroyos, ubicado en plena Sierra de Ayllón, es uno de los mejores ejemplos de los llamados “pueblos negros” de Guadalajara, conocidos por sus construcciones tradicionales con pizarra oscura. Esta arquitectura tan singular, unida a su entorno natural, convierte al pueblo en un destino perfecto para los amantes de la fotografía, el senderismo y el turismo rural.

El casco urbano está lleno de casas cuidadosamente restauradas que conservan la esencia de antaño, con calles estrechas, balcones floridos y tejados de pizarra que crean una atmósfera auténtica. Entre los puntos más visitados se encuentra la iglesia de San Ildefonso, construida con materiales de la zona, así como la plaza central, donde se celebran las fiestas populares, como las danzas de la Octava del Corpus. No obstante, si por algo es conocido Valverde de los Arroyos es por su proximidad a la cascada del Chorro, una de las más bellas de Castilla-La Mancha. En otoño, los colores de los árboles hacen que la ruta hasta la cascada sea aún más especial.

Atienza

Atienza es otro de esos pueblos que parecen haberse detenido en el tiempo. Su silueta, coronada por un castillo en ruinas que domina el paisaje desde lo alto, ya anticipa su gran legado histórico. La localidad está situada en una antigua vía romana y fue reconquistada por Alfonso I en el siglo XII, jugando un papel clave en la historia de Castilla.

La visita a Atienza debe comenzar por su castillo, desde donde se obtienen vistas espectaculares de la llanura. Desde este lugar se puede descender al casco antiguo, donde se encuentran iglesias románicas como la de San Gil o Santa María del Rey. También merece la pena detenerse en el museo de la Trinidad y recorrer las antiguas murallas y puertas de acceso a la villa. Además de su importancia patrimonial, Atienza ofrece al visitante una experiencia tranquila y auténtica. En primavera y verano, las fiestas locales y los mercados medievales llenan sus plazas de vida, haciendo de cada visita una experiencia inolvidable.

Hita

La localidad de Hita, famosa por ser la patria del Arcipreste de Hita, autor de «El libro de buen amor», combina historia, cultura y un entorno rural encantador. Este pueblo está situado sobre una colina que ofrece vistas espectaculares, convirtiéndose en una localidad que guarda con orgullo sus raíces literarias y medievales. Además, en Hita se celebra cada año un conocido Festival de Teatro Clásico que atrae a visitantes de toda España.

El centro del pueblo está lleno de rincones histórico, como los restos de murallas, las puertas de acceso y la plaza Mayor porticada, que sirve como escenario para múltiples actividades culturales. De igual forma, destacan las ruinas de la iglesia de San Pedro y la iglesia de San Juan, ambas con elementos románicos y góticos. El legado literario se siente en cada rincón, con esculturas y placas que recuerdan al célebre Arcipreste.

Molina de Aragón

Molina de Aragón es otro de los pueblos más impresionantes de la provincia, tanto por su enorme castillo como por su patrimonio urbano. Su fortaleza, una de las más grandes de España, se extiende sobre una colina y domina todo el valle del río Gallo. Este tesoro medieval, junto a la arquitectura mudéjar de su casco antiguo, le confieren un carácter diferenciado dentro del conjunto de pueblos castellano-manchegos.

El recorrido por Molina debe comenzar, sin duda, por su castillo, que puede visitarse prácticamente completo, y, ofrece unas vistas magníficas de la zona. Después, el paseo por la judería, el puente románico y las iglesias mudéjares como la de San Martín o Santa Clara, permiten al visitante sumergirse en siglos de historia. Todo ello está enmarcado por un entorno natural de gran valor, lo que hace de Molina un lugar muy especial.